“Hoy es 5 de abril de 2011. Podría haber sido un día muy especial, un día de besos, felicitaciones, llamadas y mensajes en el móvil, regalos, tortada y velas encendidas para apagar de un soplo rodeada de la familia, de amigos y amigas.
Hoy, 5 de abril de 2011, es un día triste, muy triste. Hoy cumplo 18 años, ya soy mayor de edad. Es el primer cumpleaños que celebro, desde hace diez, lejos mi madre y mi padre españoles, lejos de mi hermano español, lejos de mis amigas y amigos españoles, lejos de mi pueblo en España, de sus calles, del instituto, de mis profesores, de mis libros, de mi habitación, del grupo de teatro, de mi… Lejos de ese mundo que me han dejado conocer, con el que me han dejado ilusionarme y que ahora, muy cerca de conseguir mi sueño de llegar a la universidad, me han quitado a empujones.
Hoy es 5 de abril de 2011. Había pensado muchas veces en este día tumbada boca arriba en mi cama, mirando el techo, escuchando música, con cualquier libro de cualquier asignatura abierto a mi lado. Tenía ganas de que llegara, ese día sería mayor de edad. No hubiera cambiado en nada mi vida pero me hacía ilusión. En cambio, aquí estoy, sola por mucho que mis padres saharauis y mis hermanos estén a mi alrededor. Aquí estoy, triste, en mitad de un desierto que no tiene fin, que recordaba bonito y que ahora me parece el lugar más feo del mundo. No puedo culpar a nadie de la situación en que me encuentro, no tomé en cuenta las advertencias que me hicieron personas que me querían y que conocían mi tierra mejor que yo. Es ese orgullo que tenemos los jóvenes, que nos creemos que lo sabemos todo y no necesitamos consejos, lo que me ha llevado a donde estoy. Eso y que cuando uno está lejos de los suyos durante años acaba convenciéndose de que todo es, de que todos son mejores de lo que en realidad son. He recibido una dura lección de la que he aprendido hasta la última coma.
Hoy es 5 de abril de 2011. Quizás sea el día más triste, más infeliz de mi vida. Estoy despierta desde antes del amanecer, acurrucada, sin moverme, sola con mis pensamientos. He oído balar a las cabras y me he acordado de Miguel, el marido de Caty, cuando decía, allá en la casa de la sierra, que quería comprarse una cabra y yo le decía que otra para mí. Ya no quiero ninguna, las detesto, aunque sé que ellas no tienen la culpa. Repaso mentalmente todos los días, cobijada bajo la melfa, que antes me hacía ilusión y ahora odio, los nombres de cuantos conozco allá en San Miguel, recito de memoria lecciones, revivo en mi memoria risas y discusiones con mi hermano David, imágenes de los lugares por los que pasaba cada día o aquellos a los que me gustaba ir. Cada día intento explicarle a mi padre que debo regresar a España, que los médicos tienen que verme, que necesito medicinas, que quiero acabar el bachillerato y matricularme en la universidad, que necesito salir de alquí, pero no me entiende, nadie me entiende, y todo no puede fiarse a la providencia de Alá.
En los primeros días me negué a comer, a hablar, a moverme, hasta que conseguí dominar la rabia que no me dejaba pensar. No me habían dado ninguna explicación, no me habían dejado despedirme de mi familia española, me habían apartado de ella a la fuerza, y a la fuerza me está impidiendo mi familia saharaui que haga con mi vida lo que yo creo que es mejor. He llorado mucho, como nunca antes lo había hecho, hasta que hace unas semanas me dije que llorar no servía de nada, ni gastar fuerzas, que no tengo muchas, en gritar donde nadie me va a oír. Lo que sí hago es prometerme en cuanto abro los ojos por la mañana que voy a ser fuerte, porque antes o después voy a salir de aquí y voy a ser libre de nuevo.
Hoy es 5 de abril de 2011. Hoy he cumplido 18 años. Soy una mujer que quiere tener todos los derechos, todos, incluso el de decidir por mí misma. Esta mañana, cuando el sol todavía no calentaba demasiado he salido de la jaima, me he alejado unos metros, me he sentado en la arena todavía fría y sobre ella he escrito los nombres de la gente que quiero, también alguno saharaui, he escrito la palabra libertad, y ha sido como un susurro, una brisa suave que ha llegado hasta mí, y he sonreído porque lo he entendido. En el desierto ocurren a veces cosas extrañas como los espejismos, o los mensajes que lleva el viento. No eran palabras, ha sido una sensación que me ha provocado un escalofrío y he sonreído por primera vez en estos tres meses. Antes de hoy lo sabía, pero ese mensaje en el viento me lo ha confirmado. Sé que mucha gente está luchado por mí, cada día, cada hora, en muchos frentes, en muchos lugares, cada cual a su manera. Sé que mi madre y mi padre están al frente y con ellos gente que conozco, amigos que llevan luchando toda su vida, y son duros, esos no se rinden, nunca, jamás. Y yo tampoco, lo he aprendido en estos diez años que he vivido con ellos. Y cada día que pasa me convenzo más de que debo llevar en mis venas sangre de esa gente del desierto que no se doblega. Mi familia saharaui no entiende mi actitud ni mi fortaleza, porque cada día que pasa soy más fuerte.
Hoy es 5 de abril de 2011. Es mi dieciocho cumpleaños y no lo hemos podido celebrar. Así que guardad las 18 velas que hoy no hemos podido encender y apagar, pero no las guardéis muy al fondo. No os preocupéis si tuvieseis que añadir alguna más, no importa, pero procurad tener muy a mano un mechero o cerillas porque os prometo que las encenderéis, sean cuantas sean, y yo las apagaré con un soplo de libertad. Pensad en mí. Yo pienso en vosotros. No estamos tan lejos. Un beso muy fuerte”.
Koria Badbad,
Yo, en tu nombre.
Precioso,creo que has relatado sus pensamientos y sentimientos a la perfección.
OJALA ESTA PESADILLA TERMINE PRONTO
hola Koria esto es muy impresionante y me eh emocionado por todo lo que estas pasando y como dices que no pudiste apagar las dieciocho velitas pero estaremos contigo para cuando vuelvas las apagues ,que Dios te bendiga y te de fuerza para que resista un poquito mas y espero que sea por poco tiempo porque, pronto estaras con nosotros.
Estoy segura que sí le llego tu mensaje, es precioso, ánimo que pronto volverá. Un abrazo.
Lo escrito por Koria es un canto a la libertad. claro que sí. pero pienso yo que los saharauis, también tienen canciones a la libertad. He firmado para su retorno pero pienso y pienso que el trato a los padres saharauis queda un poco difuso.